Ciudad de México, 11 de mayo de 2025 – Lo que comenzó como una evolución musical del corrido tradicional mexicano se ha convertido en un fenómeno cultural tan explosivo como polémico. Los corridos tumbados, encabezados por artistas como Natanael Cano y Junior H, no solo están dominando las plataformas musicales, sino que también han encendido alarmas entre autoridades y legisladores en varios estados del país.
⚠️ ¿Apología del crimen o libertad artística?
Desde Jalisco hasta Aguascalientes, pasando por Michoacán, conciertos han sido cancelados, censurados o fuertemente vigilados por el contenido de las letras, que muchas veces glorifican a figuras del narcotráfico o relatan historias de violencia y excesos. En algunos casos, incluso hubo enfrentamientos tras la prohibición de presentaciones.
Sin embargo, mientras las autoridades intentan poner freno, la música sigue rompiendo récords: en Estados Unidos, el regional mexicano es el género latino más escuchado del momento. Para muchos jóvenes, estos corridos no son propaganda del crimen, sino el reflejo de una realidad que se vive en las calles… y en sus playlists.
💬 Prohibir ¿es la solución?
Ante el crecimiento imparable del género, en el Congreso ya se debaten reformas para sancionar la promoción del crimen en canciones y medios digitales. Pero expertos y activistas advierten: censurar podría tener el efecto contrario, volviendo el contenido aún más deseado y viral entre el público.
🎤 ¿Qué sigue?
Mientras la batalla se libra en los escenarios, los juzgados y las redes sociales, los corridos tumbados siguen marcando la banda sonora de toda una generación. ¿Debería regularse su contenido o defender la libertad artística?
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